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Un nuevo paso atrás en una Gala 5 que no me encanta y no me da igual


Con muchas expectativas. Así nos enfrentábamos a la Gala 5 de OT 2018, principalmente porque veníamos de la 4 que había sido espectacular. Y, como suele ocurrir cuando esperamos mucho de cualquier evento o acontecimiento, es complicado no sentirse decepcionado. Eso fue exactamente lo que sucedió en esta ocasión: la gala fue bastante mediocre en líneas generales, a pesar de que comenzó con muy bien pie. Y es que sí, al contrario de lo que a lo largo de la semana parecía que iba a pasar con “Me Encanta”, pues los pases de micros de la grupal fueron desastrosos, en directo quedó bastante resultona y con una ambientación festiva muy acertada.

Carlos Right rompió el hielo con su particular versión de “Tip Toe” de Jason Derulo, actuación que pudo ser mil veces mejor de lo que fue porque, aunque sin fallos demasiado evidentes, pudimos ver al catalán demasiado contenido y estático encima del escenario, algo completamente contrario a lo que pedía una canción como esta. Era su oportunidad de oro para demostrar todo eso que presumíamos tenía dentro pero no habíamos podido ver hasta el momento porque le asignaban canciones muy similares entre sí y alejadas de este estilo, pero se quedó corto. Quizás con él se cumplió el refrán popular que dice: “quien mucho abarca, poco aprieta”. Aún así, seguimos confiando en sus posibilidades y creemos que tiene mucho que dar.

Dave, el otro nominado de la semana, no arriesgó en exceso con la elección del tema, porque se ajustaba mucho a su estilo, pero no era fácil de cantar en absoluto. La verdad es que estuvo bastante correcto en el trascurso del mismo, con pocos momentos gloriosos pero sin desafinar en ninguna secuencia. Eso sí, la sensación general que transmitía con una canción así era de despedida. Parecía que quería decirnos: “ya me he rendido, sé qué me voy, adiós”. Y, como presentíamos, fue el expulsado con un 62% de los votos en contra. Ojalá consiga hacerse un hueco en el mundo de la música siendo completamente fiel a su estilo, aunque aparentemente sea poco competitivo en el mercado musical español.

El primer dueto de la noche fue el de Alba Reche y Famous, muy bien ambos a todos los efectos. El sevillano estuvo vocalmente estupendo, y el rollazo que mostró en sus movimientos lo mantuvieron a la altura. Probablemente fue el mejor de la noche en términos generales. Su compañera, que también se marcó una actuación fantástica y, aunque un poco por debajo de Famous, no quedó en absoluto descompensado. Era un número muy complicado, pues la letra de la canción casi parecía un trabalenguas, y a eso teníamos que sumar que no paraban de moverse. Bravo.

El reto de Miki era, probablemente, el más exigente de la noche, pues “El Patio” es una de esas canciones complicadas de cantar y, sobre todo, de contar. Además, la única referencia que tenemos respecto a ella es la del propio Pablo López, que es absolutamente sublime, entonces las comparaciones en ciertos aspectos eran inevitables. Por si esto fuera poco, el artista se encontraba allí mismo, muy cerca de él, y eso aumentaba los nervios y la tensión. El comienzo fue catastrófico, pero supo ir metiéndose en la canción poco a poco y acabar haciendo una actuación correcta. Fue el favorito del público y eso le salvó de una muy posible nominación.

María y Noelia también cumplieron con los mínimos exigidos en una Gala 5. La primera estuvo soberbia, en todos los sentidos. Por fin pudimos ver que con mucho trabajo es capaz de hacer frente a sus problemas de afinación, y en este caso fue mucho más allá: la vimos sexy y pícara, interpretando la canción con muchísimo gusto. La andaluza, sin embargo, fue eclipsada por su compañera porque sus movimientos siguen siendo bruscos y poco naturales, aunque en líneas generales cantó bastante bien y salvó los platos de manera decente. 


La pobre Marta no tuvo ayer su mejor noche. Es más, podríamos decir que presenciamos su peor actuación en lo que llevamos de concurso. Fue un tanto aburrida, vocalmente muy imperfecta, con un gallo demasiado evidente y mal disimulado… Es una pena, porque es la chica con más potencial y menos explotado de la Academia, con mucha diferencia. Además, el tema no le pegaba en absoluto y fue un cúmulo de cosas que desembocaron en lo peor: es una de las dos concursantes que están en manos de la audiencia de cara a la próxima semana.

La performance de Damion y Sabela fue un cuadro, hablando mal y pronto. Es una canción muy poco competitiva, que no permite demostrar todo el talento que tienen sus intérpretes. Parecía una actuación de fin de curso de primaria, con una escenografía irrisoria y unos fondos completamente infantiles. Es evidente que la gallega estuvo por encima de su compañero, pero es imposible destacar frente al resto con un tema así, por lo que pasó completamente desapercibida. Damion, lógicamente, está nominado, y es el claro ejemplo de artista muy bueno en la intimidad que falla cuando se enfrenta al escenario de OT.

Julia y Natalia también fueron dos de las concursantes que más desatacaron en la gala, en el buen sentido. Ambas son alumnas maravillosas que, aunque suelen ser muy beneficiadas en el reparto de temas, no podemos negar su calidad como artistas, pues dan siempre la talla y no han tenido, hasta el momento, ni una sola actuación mala. Aunque en los pases de micros estuvieron un poco más precisas, pisaron el escenario con fuerza y se merecían cruzar la pasarela. 

Marilia cerró una irregular gala con lo que parecía que iba a ser un numerazo, pero se quedó a medio gas. Es cierto que la puesta en escena era muy adecuada para la canción -quizás fue la mejor de la noche- pero el exceso de coreografía (en algunos momentos, justificada; en otros, no demasiado) hicieron que la canaria descontrolara la voz y desafinara más de lo que debería. Tiene un timbre tan bonito que es una pena que la actuación no saliera tan bien como en los ensayos. Fue su primera nominación, que sirvió como toque de atención, y fue salvada por los profesores.


Así sucedieron las cosas y ahora tenemos dos nuevos nominados que se van a jugar su continuidad a lo largo de esta próxima semana. Por un lado está Marta, la eterna promesa que, sin embargo, no ha podido (o no ha sabido) demostrar hasta el momento todo el potencial que tiene. Por otro, Damion, cuya versatilidad sigue siendo su punto débil y su originalidad el fuerte. En este caso, decantarnos por uno no resultaría excesivamente complicado: la malagueña merece continuar en la Academia porque sería una pena que perdiéramos de vista tan pronto a una artista como ella.



Publicado el 25 de octubre de 2018
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