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“NivelOT” en una nueva - y polémica- gala de Operación Triunfo



Yo no sé si estaréis de acuerdo conmigo pero, al menos a mí, la fiebre OT me está calando muy hondo. Tal es así que hasta estoy empezando a utilizar esa terminación para intensificar el valor de cualquier palabra. Cuando una canción me gusta mucho, ya no hablo de “temazo”, sino de “temazOT”, que es un aumentativo más grande si cabe que el anterior. Tampoco hablo de “programón”, sino de “programOT”, pues el significado de la primera palabra se queda corto si el programa me ha gustado tanto como Operación Triunfo.

La gala 6 comenzaba con la mítica “Ain’t No Mountain High Enough” en las voces de los 12 concursantes, que se marcaron un divertido número. Tras este, era el turno de los nominados. Ricky abrió con una actuación realmente espectacular, donde llegó, incluso, a subirse a la mesa del jurado, y demostró que, sin ser el mejor a nivel vocal, no hay quien le gane en espectáculo y dominio del escenario. Fue un numerazo -o “numerOT”- y una de las mejores actuaciones de la noche. No puedo decir lo mismo de Cepeda, que volvió a mostrarse frío cantando una canción de Pablo Alborán cuya misión principal es tocar la fibra sensible del espectador. Pero nada más lejos de la realidad. El gallego sigue sin abrirse del todo, y aún no he visto en él demasiada evolución desde la primera gala. De hecho, casi que me gustó más entonces, cuando cantó “No Puedo Vivir Sin Ti” con Aitana. Sin embargo, la gran legión de fans que tiene consiguieron volver a salvarlo de la expulsión, esta vez con un 53% de votos, aunque tendrán que volver a luchar esta semana porque está de nuevo en la cuerda floja.

Aunque el nivel fue altísimo, la mejor actuación de la noche fue, sin duda, la de Nerea. Dulzura, sensibilidad, minimalismo y derroche de voz acompañaron a la joven en su interpretación de “Quédate Conmigo” y pudo demostrar, con creces, que la edad no es más que un número. Con solo 18 años fue capaz de controlar los graves con bastante solvencia y los agudos con mucha facilidad, hasta llegar a la nota clave de la canción, que la hizo a la perfección. Eso sí, la valoración del jurado no estuvo exenta de polémica y es que, aunque le permitieron cruzar la pasarela, tildaron la actuación de “correcta”. ¿En serio correcta? Pocos concursantes de la edición son capaces de pasar un examen como este con una nota tan alta. Chapó por Nerea.

Alfred y Agoney
también destacaron por méritos propios. Aún con algún problema con la letra por parte del primero, se marcaron un número con un elegancia brutal, al que cada uno supo dar su particular estilo para hacernos disfrutar sobremanera del tema de Frank Sinatra. Amaia, por su parte, se enfrentó a su primer reto grande -el de la semana pasada no lo fue tanto-: cantar y bailar una canción que nada tiene que ver con su estilo, “So What” de P!nk. A pesar de lo que pudo decirle el jurado -que quería haberla nominado de no haber salido favorita- considero que superó el examen con nota: estuvo muy juguetona, divertida y afinada vocalmente.

Si pensabais que ya había terminado la polémica, os equivocáis. La incomprensible nominación de Mireya, que fue una de las mejores de la noche sin duda, no dejó indiferente a nadie en las redes sociales. La malagueña cantó junto a Ana War un tema de Rozalen y estuvo muy por encima de esta en toda la canción. Sin embargo la nominada fue Mireya. Vale que la chica pasa más desapercibida como concursante, pero castigar una actuación que hizo tan bien no es justo. De hecho, el jurado le dijo que no tenía nada malo que decirle, pero que la nominaba. Tal cual. Mireya se enfrentará a Cepeda la semana que viene para tratar de mantener su plaza en la Academia, aunque el resultado parece bastante previsible.

Roi cantó en solitario “La Llamada” de Leiva. A mi juicio, lo hizo muy bien. Al de las redes, también. Y lo mismo opinaban los profesores, que lo salvaron de una, de nuevo, injusta nominación por parte del jurado. Cada valoración que iban dando encendía más a la gente en Twitter. Y no me extraña, porque yo tampoco entendía nada. Miriam también fue propuesta para abandonar la Academia, esta vez sí, con razón. Pese a que estuvo bien vocalmente, no consiguió transmitir demasiado, algo que sigue siendo su asignatura pendiente y en lo que parece haber tocado techo después de llevar 3 semanas consecutivas en la cuerda floja.

Falta por hablar de Aitana y Raoul. Los he dejado para el final porque volvieron a ser objeto de polémica. Más bien él, pues ella estuvo bastante bien y merecía cruzar la pasarela. Raoul, sin embargo, se mostró inestable vocalmente, tuvo momentos de desafines bastante graves y ninguno de lucidez extrema. El jurado recalcó dichos fallos pero le permitió cruzar la pasarela. Pese a que la semana pasada fue el mejor de la noche, aún no sabe lo que es estar nominado y todas las demás veces lo he encontrado un tanto mediocre. Considero que le están dando más oportunidades que al resto, algo injustificable pues todos lo merecen por igual.

Aunque fueron unas nominaciones extrañas e incomprensibles para muchos, el éxito del programa en redes (el hashtag del programa consiguió casi 450.000 tweets, unos 100.000 más que la semana pasada) es un hecho. En audiencia vuelve a subir 2 décimas y roza el 18% de share con más de 2,1 millones de espectadores. Y, por si esto fuera poco, Roberto Leal anunció anoche dos noticiones -“noticiOTes”-: por un lado, los chicos saldrán el Sábado de la Academia divididos en 3 grupos y estarán firmando discos (pues lanzan el viernes un recopilatorio en físico) en Barcelona, Madrid y Valencia; por otro, el representante de España en Eurovision 2018 será uno de ellos. Esta última información fue recibida de una forma un tanto tibia. El motivo de ello, creo, es la falta de cultura general hacia el Festival, que sigue siendo considerado “una cosa de frikis” por un grupo de la sociedad con bastante poco conocimiento de lo que puede suponer para la carrera musical de alguien que está empezando (como ellos) un evento de tal calibre.

Hay pocas cosas claras en este mundo, pero una de ellas, sin duda, es que nos queda OT para rato. Y menos mal, porque es un gustazo -o "gustOT"- sentarse frente al televisor cada lunes por la noche desbordante de ilusión y sabiendo que el día va a terminar de una forma inmejorable gracias a un nuevo "galOT" de este maravilloso "concursOT".
Publicado el 5 de diciembre de 2017
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