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La revolución sexual -y la diversidad- aterrizan en la televisión pública


Operación Triunfo 2017 vivió ayer su quinta gala y lo cierto es que no fue la mejor de la edición ni por parte de los concursantes ni a nivel técnico. Sin embargo, sí podemos decir que se hizo historia y sirvió como punto de inflexión, pues marcó un antes y un después en la historia de la televisión pública de nuestro país.

La gala comenzó con una canción que se llama “La Revolución Sexual” (gracias a La Casa Azul por esta maravilla), que habla de sentirse libre para amar, de salir de un camino que no lleva a ningún sitio, de quitarse ataduras... y fue interpretada por los 13 concursantes. Pero esto no es todo. Una de las nominadas, Marina, vivió un reencuentro histórico y absolutamente necesario para dar visibilidad a un colectivo oprimido. La concursante en cuestión, que se ha declarado abiertamente bisexual en varias ocasiones y ha hablado de ello sin tapujos, era sorprendida por su madre y su novio, un chico transexual, que se encontraban en plató. Este incluso tenía unos tirantes que le colgaban del pantalón estampados con la bandera LGTBIQ+, y se fundieron en un precioso beso. Todo esto en pleno prime time.

No sé hasta qué punto es consciente la gente de lo que significa esto, pero creedme que mucho más de lo que pensáis. Es realmente gratificante poder ver algo así en la televisión pública española, que siempre ha estado caracterizada por ser demasiado conservadora. Esto supone un paso adelante mucho mayor de lo que parece, y no hay nada que me haga más feliz. Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de una merecida visibilidad que permita que determinados sectores de la sociedad entiendan que no todo es blanco o negro, que hay muchísimos grises que tienen que ser normalizados a la voz de ya.


Marina fue, aún así, la expulsada de la noche con un 37% de votos a favor. Su actuación, cantando “The Voice Within” de Christina Aguilera, fue bastante plana y no transmitió tanto como debería haberlo hecho. Mireya, por su parte, cantó de maravilla y consiguió hacer llegar la emoción al espectador. Por ello, basándonos estrictamente en esa actuación, fue una decisión muy justa.

Pero la gala tuvo bastantes altibajos, con actuaciones buenas y otras bastante olvidables. Alfred, que fue de nuevo elegido favorito del público, y Aitana superaron un reto que se les presentaba difícil. No solo defendieron “El Mismo Sol” de una manera muy digna a nivel vocal, sino que, además, sacaron adelante la coreografía con bastante soltura, a pesar de no ser el fuerte de ninguno de los dos.

Raoul cantó en solitario e hizo la mejor actuación de la noche. Se lució sobremanera, cantó muy bien, y supo hacer que sus emociones traspasaran la pantalla y llegaran a todos y cada uno de los espectadores. Ana, por su parte, demostró que merece seguir en la Academia, y por fin vimos una evolución real en ella. Pese a algunas partes en las que descontroló un poco la voz, lo cierto es que tuvo momentos de gran lucidez a nivel vocal y merecía cruzar la pasarela.

Amaia y Roi también estuvieron muy bien. La primera, en su línea, demostrando que es capaz de cantar cualquier estilo y hacerlo siempre bien. Él, un poco más dudoso, pero también bastante aceptable. Ambos hicieron grande una actuación con solo dos voces y una guitarra. Nerea y Ricky también me gustaron; nos hicieron vivir una actuación bastante interesante y entretenida, y me parece tremendamente injusto el trato del jurado hacia este último. Mientras otros son valorados individualmente en función de cómo lo hacen la noche de la gala, a él se le valora en conjunto, como artista, y creo que ese no es el espíritu de OT.


En el lado negativo tenemos a Miriam y Cepeda, que estuvieron completamente ausentes, fuera de la canción, cantando de manera bastante plana y sin transmitir lo más mínimo. Ambos fueron propuestos por el jurado para abandonar la Academia. Y por último tenemos a Agoney. La mejor voz masculina de la edición, con una canción que le encantaba y que le venía como anillo al dedo, pero que no pudo sacar adelante de la manera en que él es capaz de hacerlo porque su voz no se encontraba en plena forma y eso se notó -demasiado- mientras cantaba.

Finalmente son Ricky y Cepeda los concursantes que se enfrentarán la semana que viene para mantener su plaza en la Academia. Cada vez se hace más difícil expulsar a uno, pues la evolución que están experimentando está siendo brutal.

En definitiva, la gala no fue todo lo buena que podía haber sido a nivel de calidad, pero escribió un nuevo capítulo en la historia de la televisión, donde la diversidad fue la protagonista absoluta. En redes volvió a ser un éxito -como viene siendo habitual- sumando casi 350.000 comentarios en el hashtag #OTGala5. ¡Larga vida a OT!


Publicado el 28 de noviembre de 2017
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