Anoche tuve el placer de vivir un espectáculo en directo y en primera fila, y creo que me quedo corto diciendo “espectáculo”. La Oreja de Van Gogh se subía al escenario del Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla, más conocido como “Fibes”, para hacer vibrar a la ciudad andaluza durante las casi 2 horas y media que duró el show.
Pasadas las 9 de la noche, hora a la que estaba previsto que comenzara el concierto, aparecieron en escena Xabi, Pablo, Haritz y Álvaro, acompañados de los aplausos y la ovación del público. Empezó a sonar “Estoy Contigo”, canción que también abre el nuevo álbum y, segundos después, salió Leire para empezar a cantarla, vestida con camiseta y botas negras, pantalones verde oscuro y americana roja, poniendo a las casi 3.000 personas en pie. Mientras interpretaba “Europa VII”, justo en la parte que dice “me quito la bandera de mi traje espacial”, se deshizo de la chaqueta para continuar cantando solo con las prendas oscuras.
Viendo como, canción tras canción, casi se escuchaba más a la gente cantar que a la propia vocalista, no paraba de pensar cómo tiene que ser para ellos ver a un público tan numeroso completamente entregado y cantando al unísono todos los temas que ellos mismos han confeccionado, de principio a fin.
Fue genial escuchar a Leire presentar las canciones para darme cuenta de que había vivido muchos de las historias que en ellas se cuentan. Habló de cómo, en sus viajes a Latinoamérica con el grupo, ha conocido gente que también ha tenido que partir de España en busca de una vida mejor, para continuar cantando “Camino de tu corazón”, que habla de ese tema. También señaló que lo que se siente al tener un hijo es algo que no puede explicarse con palabras, que hay que vivirlo para entenderlo, y a continuación se acercó al borde del escenario, se sentó junto a Pablo (a la guitarra) y cantó “Palabras para Paula”. Al presentar “Esa chica”, alegó que la fama tiene su parte buena pero también puede tener la mala si no se sabe llevar con humildad y con los pies en la tierra. De eso precisamente trata esa canción, cuya letra dice cosas como: “Esa chica tan risueña con el pelo alborotado no llevaba en los bolsillos más que el aire del verano, y ahora que lo tiene todo pasa las noches llorando”.
Pero sin duda, el momento por excelencia de la noche fue uno en el que el público también fue protagonista. Y es que, antes de que comenzara el concierto, dos chicas y un chico fueron repartiendo folios con mensajes como “Libertad”, “Quedan sus nombres... pero no están sus vidas” y “Por eso te maldigo” a cada uno de nosotros, con el fin de que los levantáramos tras el primer estribillo de la canción que habla sobre la violencia de género, “No Vales Más Que Yo”. La inesperada sorpresa que se llevó la vocalista, acompañada del mensaje de la canción, hicieron que se emocionara hasta el punto de no poder contener las lágrimas. El auditorio se volcó con ella y, coreando su nombre, animó a la cantante para que pudiera continuar cantando.
Tras “Verano”, el primer sencillo de su nuevo disco, salieron del escenario. A los pocos minutos volvieron. Leire regresaba con ropa distinta. Esta vez llevaba un vestido negro, las mismas botas que antes, y una chaqueta roja y negra, un poco más corta que la anterior, con una serigrafía dorada en la espalda donde se podía leer “Guts & Love”. Con esto, los chicos de La Oreja de Van Gogh se adentraban en el tramo final del concierto, donde interpretaron clásicos como “La Playa”, “La Niña que Llora en Tus Fiestas” o “Cometas por el Cielo”. Tras varios amagos de despedirse definitivamente de nosotros, y cuando terminó “Puedes Contar Conmigo”, pusieron fin al show.
Poder vivir así de cerca un espectáculo como este es algo difícil de explicar. Ver a este grupo en concierto es de esas cosas que considero que todo el mundo tiene que hacer al menos una vez en su vida.
Publicado el 14 de enero de 2017